Oh, bosque encantado, refugio divino, en tu pecho verde no existe el destino.
Eres sueño y magia, un mundo velado, donde el corazón se queda encantado.
En la noche callada, los sueños se alzan, tejidos de anhelos, de estrellas y balas.
Flotan ligeros, como hojas al viento, soplidos del alma, eternos momentos.
Todo ha sido un sueño.